viernes, 28 de agosto de 2015

Claude-Michel Ternadier, Buscador de la Cruz

No recuerdas a tus padres, muertos en Creta tanto tiempo atrás, solo recuerdas tu infancia entre los muros del castillo Hospitalario en Rodas, donde Atanasio te enseño el arte de la espada y el amor a Dios, te enseño como Dios le otorga dones a ciertos hombres para limpiar el mundo de la oscuridad, y amaste tu causa. El amor juvenil, los deseos de viajar y conocer, los sueños de riqueza, desaparecieron ese dia cuando viste la Vera Cruz, sentiste su poder, sentiste la sangre de Cristo ahí, no podías entender como una reliquia tan valiosa se encontrara ahí, en la frontera con los infieles, con el tiempo creciste, y te hiciste viejo, mientras viajabas por Europa oriental limpiando los lugares, cuando te llego el mensaje que el sultan el imperio Otomano pensaba en tomar Rodas, sin pensarlo, tú y tu amigo de armas, el fiel Rossard, viajaron hasta Rodas, solo para presenciar la caída del ultimo bastión oriental de la iglesia romana , la vera cruz había perecido.




Estuvieron semanas buscando las reliquias, pero la más importante no fue hallada, muchos de tus hermanos de armas tenían esperanzas de que hubiera sido robada, por ultimo no fue destruida… pero en tu interior creías que había sido quemada con todo. Tu y tus hermanos escucharon de la ubicación de una importante reliquia, una que podría darle fuerza nuevamente a la orden, había sido llevada siglos atrás por un rey francés, y había sido extraviada en Normandia, no había tiempo que perder, junto a Kristinne, Rossard y tu maestro fueron en busca de aquella reliquia, aquel objeto sacro que salvaría su Causa.

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