Atrevido, insolente y un poco arrogante, son tus cartas de
presentación, sabes que eres bueno por lo que no temes a nadie. Experto con la
hoja corta, el silencio, el robo y el sigilo, pocos saben donde estas, y menos
aun te ven llegar, te has dedicado al asesinato por encargo, no sabes si tu
domitor se enterara, ha cambiado mucho, aun lo sigues estimando mucho, después
de todo, le debes lo que tienes.
A pesar de todo, has forjado un nombre y varios cainitas
jovenes ya te conocen, y te temen.
Vida: no te acuerdas mucho de tu pasado, después de todo son
casi doscientos años atrás, recuerdas el humo, la desesperación, la belleza y
la locura de Constantinopla, recuerdas haber sido adiestrado para robar,
incluso un día te colaste junto a un
amigo al palacio de los Emperadores, el Salón Purpura, allí conociste a un
príncipe, hijo de un noble, según él hijo del Emperador Latino, y a cambio de
no llamar a los guardias los reto a que saltaran desde la venta a un estanque
profundo pero angosto que había en los jardines, y así podrían irse. Raba, tu
amigo tenía miedo, dijo que sería mejor correr, llegaron los guardias
imperiales y el joven dijo nuevamente el desafío “saltad, y todo será
perdonado, los juro por Cristo” mientras se tocaba el corazón, en sus ropas
purpuras. Los guardias os amenazaron con puntiagudas lanzas, tu miraste por la
ventana, y no lo pensaste dos veces, saltaste desde más de cien metros, cayendo
perfecto en el ojo del estanque, gritabas a Raba “tírate Raba, o te mataran,
ven acá y salgamos” Raba salto, viste su silueta aletear como un pájaro
aprendiendo a volar… es irónico, pues después de todo era un niño igual que tu,
su cuello se partió contra el borde del
estanque, sus piernas y brazos expuestos en extrañas posiciones, mas sus ojos
miraban el cielo, y desde el cielo se escuchaba la risa del hijo del emperador
Balduino, “que tonto, y una pena, aprehendan al otro, será mi bufón”, corriste para
salir de ese lugar, con el corazón en vilo, solo miraste una vez hacia atrás al trepar la
muralla, el cuerpo Raba estaba inerte, siendo lanceado por un guardia. Con lágrimas
en los ojos, sentiste la impotencia que siente el vulgo ante los poderosos.
Rumores:
·
En Rouan o en alguna aldea cercana, tienes una
mujer e hijos
·
Has matado a cainitas y has tomado de su sangre
·
Para el levantamiento de los anarquistas, en
ausencia de tu domitor, participaste del caos y mataste al anciano Capadocio.
·
Sabes la ubicación de varios refugios, y has
escuchado varias conversaciones oportunas.
·
Continúas con tu religión Ortodoxa.